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Bienvenidos, niños y niñas del nuevo eón que os aventurais en un viaje por la mente y el universo de la Gran Bestia y la luna de Oonderon... El delirio del deleite de Do Su Ne.
Sentiros libres de dejar hueya en los comentarios ^^
Do Su Ne
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domingo, 27 de enero de 2008

Agonía púrpura (Crónicas invernales IV)

93! Salúd, queridos niños y niñas que os adentrais de nuevo con pasión en http://www.ming-i.tk (La luz estelar que se cierne).

Para hoy os tengo reservado algo muy especial, cómo saben mis amigos, y aquellos que me conocen desde hace tiempo, hace unos años escribí una serie de poesías, entre las que se encontraban mis "Crónicas Invernales", que constaban de tres partes independientes pero unidas.

Desgraciadamente, cómo de la mayoría de mis poesías, no guardo copia, a excepción de la primera parte, y he de esperar a que algún amigo o amiga amablemente me las proporcione; pues debido a un error informático se me borraron hace tiempo.

Pero esta mañana de domingo 27 de enero de 2008 (e.v.) me he puesto a escribir y casi sin querer ha nacido "La agonía púrpura" la cuarta parte de las crónicas invernales. Sigue en la misma línea que las anteriores, ¡pero esta vez está escrita en prosa! Me parece una forma estupenda de seguir relatando ese amor bajo voluntad que vence las barreras del tiempo y del espacio...

Asi que sin más preámbulo, os dejo estas dulces palabras escritas para vuestro deleite... Con todos vosotros, amad@s mi@s...

Agonía púrpura (Crónicas Invernales IV)

Hace ya varios meses, sin duda ha pasado más tiempo del que yo quisiera, hay una idea que me ronda incansable por la cabeza y que no me abandona...
No quiero que lo haga tampoco; y desde que me dí cuenta... Digamos que no sé muy bien como sentirme, por un lado me odio y me maldigo intensamente, por el otro, me reconforto en el conocimiento que me ha proporcionado y quiero pensar que si no lo hubiera cómetido nunca hubiera llegado al entendimiento que tengo hoy.
No volveré a dejarme cometer un error de tal calibre, si esque fue un error, y aunque su herencia me haya enseñado una valiosa lección, no puedo dejar de pensarlo, ¡"craso error", "craso error"!. Cualquier persona con dos dedos de frente me dirá, "no te preocupes, es algo normal, puede pasarnos a cualquiera". Pero no, a mi no. Me niego.
Por un lado sé que aún no es tarde, no todo está perdido y sólo tengo que tener paciencia. ¿Acaso es mí castigo? ¿Cabe la posibilidad de que no tenga derecho a equivocarme? Estas preguntas no tienen nada que ver y están fuera de lugar. Pero pueden ser contestadas, la primera explica la segunda, cuyas respuestas son opuestas. Si, es mi castigo, ¡pero atención! quién se impone ese castigo no soy otro que yo; no se trata de obrar bien o mal, es irrelevante, se trata de obrar cómo tengo que obrar, según mi voluntad. Por esa razón, no, no tengo derecho a equivocarme, sólo tengo derecho a cumplir esa voluntad. Parece sencillo, ¿verdad?

¡Maldita sea! ¿Sabes las trampas con las que se ha ido encontrando mi voluntad a lo largo de tantos años? ¿Y las dificultades que he tenido que soportar y superar para seguir avanzando? Siempre en silencio, sin rechistar, con una calma y una paciencia a prueba de sufrimientos, sin molestar a otros, que aparte de consuelo, no hubieran podido hacer nada por solucionar la cuestión o no la hubieran entendido. No me consueles, ¿acaso piensas que serviría de algo? para solucionarlo no, insisto. ¿Alguna vez viste que perdiera la sonrisa, aunque por dentro me sintiera muerto y el dolor perforara mi alma? Siempre me esforcé en no perderla, aunque fuera sólo para poder brindartela y que coloreara con tonos brillantes y vivos un dia gris. Aunque fuera mentira...

Pero hoy, antes de volver a sumergirme bajo el abrazo del silencio, por un momento quiero romperlo. Quiero que mi rugido haga temblar el universo por un instante, y si me aguantas la mirada por unos segundos y miras con profundidad en mis ojos podrás leer que nunca, jamás, volveré a ser tan estúpido. La cuestión que estoy intentando aplazar para no contarte, y de la que sólo estoy desvelando pequeños fragmentos, es la siguiente:

La voluntad, la mía o la de cualquier otra estrella, se mueve en una dirección determinada. Durante su camino constantemente es agobiada y tentada por miles de distracciones y distintas direcciones para hacerla desviarse de su objetivo. No siempre dislumbra su senda con la suficiente claridad y a veces se dispersa, esos son los verdaderos demonios a los que se enfrenta y tiene que salir triunfante, sencillamente porqué es así como ha de ser.
En muchas ocasiones he advertido que la infelicidad de muchas personas reside en que sus voluntades varían constantemente su dirección y se dispersan, si tan sólo no hubiera sido tan osado y tan arrogante de pensar que yo no sería presa de tal vicisitud...

Sin embargo, caí, o más bien me tiré. De forma tan estúpida cómo si una gacela le brindara su cuello a un león y con toda la seguridad del mundo le dijera "vamos, muerdemé"... Sabía perfectamente a donde me llevaban mis pasos, y era alli a donde quería llegar. Ante mi se abría un camino que me llamaba silencioso, tal vez ignoraba que me llamaba a mi, pero yo reconocía esa llamada y quería recorrerlo. Era cómo si, después de mucho tiempo, por fin hubiera encontrado ese camino. Una tenúe luz en su fondo me indicaba que era el que yo quería, el que durante tanto tiempo me había frustrado silenciosamente por no encontrar. Y ahí estaba, manteniendo su posición, callada y espectante, pero cada vez que daba un nuevo paso, parpadeaba aumentando ligeramente su intensidad, cómo si quisiera decirme "no te rindas, sigue".

Cómo te decía, sabía perfectamente a donde me llevaban mis pasos... Me había planteado un objetivo del que pensé que no habría distracción que pudiera alejarme... ¡Necio! ¡Ignorabas por completo los bellos disfraces con los que se visten los demonios! Asi pues, avanzaba seguro en la dirección que me había propuesto, o eso creía, pues no hizo falta más que una distracción para hacerme olvidarme por completo de a donde me dirigía. Tan sólo fue un fogonazo que se cruzaba en mi camino, pero para mi fue cómo si "algo" me hubiera girado. Para ser más exacto diré que fue como si yo fuera una veleta que apuntaba al este y un golpe de viento me hubiera hecho apuntar hacia el oeste.¿Y te puedes creer que encima me pareció algo hermoso? ¿Qué paradojicamente creí que había avanzado en mi camino, cuando me había alejado de él? Hubo quienes quisieron advertirme, pero yo me encontraba muy seguro, y bajo esa circustancia poco se puede hacer para pararme.

Juro por el amor de Nuit, por mi secreto centro, mi corazón y mi lengua, que apesar de saber que había cambiado mi dirección lo tomé con alegría convencido de que estaba alcanzando mi destino...El camino del oeste era hermoso, pero brillaba con tanta intensidad que cegó mis débiles ojos impidiendo que viera la luz que perseguía en un principio y su calidez me invitaba a relajarme, a disfrutar sin importarme las consecuencias ¡Qué impropio de mi!
A cada nuevo paso por el camino del oeste, avanzaba valeroso a través de las zarzas e indicaciones que me advertían que volviera atrás. Pero esas zarzas se hacían a un lado ante mi voluntad y yo avanzaba confiado, gozoso... Y no hice otra cosa que relajarme y disfrutar. En realidad lo abandoné todo. Supongo que entenderás que estaba cansado y necesitaba un respiro, necesitaba sentirme normal por una vez... ¡Era inecesario, ya lo viví y decidí que eso no era para mi, que quería hacer las cosas a mi modo! Así que durante ese tiempo no fuí realmente dueño de mi mísmo. Y cuando, recorriendo la senda del oeste, habiendo olvidado la senda del este, desde las entrañas de mi ser surgió un malestar que me hacía hundirme inexorablemente, sin entender que era lo que lo causaba porqué lo había olvidado, intenté desesperadamente aferrarme y no soltarme, pero mientras le ponía más intensidad más me hundía y no acertaba más que a emitir un ahogado grito de auxilio que no encontraba respuesta, justo cómo si fueran arenas movedizas.

Lo que vino después fue muy duro. Me surmergí de lleno en la más profunda depresión por la que jamás he atravesado. Menos velada que en otras ocasiones, más vulnerable que nunca, sólo yo sé por la aridez y obscuridad que atravesó mi alma. Y el climax que alcanzó cuando, en la primera noche de ming i, en la soledad e inmensidad del universo, su figura de destellos púrpuras y negros adoptó la posición fetal y se contrajo hasta el infinito; para luego rebotar y expandirse hasta el infinito aportandome calma... Para mí, fue cómo morir y volver a nacer y no pienso entrar en más detalles sobre ese hecho.

Quisé retornar a la senda del este, pero a lo lejos sólo veía obscuridad, la ténue luz del este se encontraba extinta, o yo me encontraba demasíado lejos para divisarla... Y nuevamente la confusión me arrastró al camino del oeste. Pero esta vez, las zarzas me rechazaban y herían una y otra vez expulsandome de nuevo al vacio. Tube que reflexionar mucho y poner lo mejor de mí para dominar la situación.

Desfallecí, volví a quedar moribundo echado en la nieve... ¿Nieve? Mi arqueado cuerpo corvo por el amor se levantó denuevo y en mi rostro se dibujó una sútil sonrisa mientras que la ventisca lo golpeaba, obligandome a apenas mantener mis párpados entornados... Ninguna brilla a lo lejos, pero no olvides querida, que yo también soy Ninguno, y que, nuevamente... te alcanzaré...

¡Soy el eterno búscador!
El extasís más puro me espera,
Bajo la copiosa lluvia de los besos de Nu,
Amada mía...

¡Soy el eterno búscador!
He atravesado la agonía púrpura,
querida, ¡Aúm!
La llama de mi corazón está de nuevo encendida.

¡Soy el eterno búscador!
Ahora ella me guía, arde intensa y pura,
Pronto nuestras almas volverán a fundirse en una,
(¡No, en Ninguna!)
Vuelvo a oir el canto de los lobos en la lejanía...

Daniel C.I. 93 93/93