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Bienvenidos, niños y niñas del nuevo eón que os aventurais en un viaje por la mente y el universo de la Gran Bestia y la luna de Oonderon... El delirio del deleite de Do Su Ne.
Sentiros libres de dejar hueya en los comentarios ^^
Do Su Ne
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martes, 27 de noviembre de 2007

27 de agosto de 2007

Hola de nuevo!!! me he tirado bastante sin postear asi que hoy toca doble post xd

Aunque en este no me voy a enrollar mucho, sólo quiero poner algo que escribí ese dia, 27 de agosto de 2007, no recuerdo muy bien que lo inspiró, pero espero que sea de vuestro agrado... Qué lo disfruteis ^^ Salud

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Hubo un tiempo en el que podía apreciar la infinidad de colores y
sensaciones que venían a mi en multitud de direcciones distintas.
Juntas, formaban los paisajes más bellos que he llegado a imaginar. Algunos
eran comunes a los ojos del espectador despistado, pero cuando los mirabas
con atención y observabas sus matices, su conjunto te envolvía en una dulce
embriagüez.

En una ocasión, recuerdo un océano de calmada fiereza, que emitía destellos
intermitentes en momentos cortos, interrumpidos y desdibujados por los
movimientos del oleaje.
Y a su vez danzaban creando nuevas formas, destellos de luz jugando al
escondite con el agua. Coronando las crestas de sus olas.
Eché la vista al cielo. Calmado, azul claro y sin nubes. No recuerdo si vi
el sol, pero estaba ahi, pues sus rayos llegaban a todas partes.
¡Qué inmensa sensación envolvió a mi sentidos! Todo relucía en su justa
armonía.

A decir verdad, por un instante me atrevería a asegurar, y sin temor a
equivocarme pues es cierto que puede existir cierta subjetividad por mi
parte, que el tiempo se paró y a su vez me resultó un momento eterno. Que
aún perdura, fresco y nitido en algún lugar de mi memoria. Y aunque ande
perdido, cada vez que necesito que me levante el animo retorna a mi.

Lo siguiente que recuerdo a esto, fue un gran iceberg del polo norte. La
majestuosa montaña de hielo se mantenía hermosamente firme al rededor de
otros casquetes más pequeños.
Nadie me puede discutir que era un espectáculo hermoso, aún teniendo en
cuenta su quietud.
Observé extasiado, quien sabe por cuanto tiempo, como intentaba llegar al
cielo, pero sin preocuparse si lo conseguía o no.

De repente, unos espasmosos movimientos bajo el agua, a saber como fueron
provocados, empezaban a hacer que del iceberg calleran ráfagas de hielo
descongelado, casi como si fuera polvo.

El Sol en lo alto vigilaba todo el proceso. Silencioso, espectante, al igual
que yo.
Ambos observamos como el iceberg se partía, primero en dos y luego en mil
pedazos que se perdían entre las aguas.

Quise gritar, pero mi ser acayó el sonido y entonces miré al sol. No obtuve
respuesta, pero su silencio me lo dijo todo.
Él no se molestó en hacer nada por ese bello bloque de agua congelada.
A decir verdad yo tampoco, y en ese momento, al igual que ese iceberg, mi
corazón se rompió en mil pedazos.

Ni siquiera tube un momento para reaccionar. Las aguas se volvieron
tremendamente rápidas y turbulentas. Aún así estaban gélidas como el
desierto de la media noche. Y arrastraron mi cuerpo, con su enfurecida
corriente, hacia el sur. en un viaje de desconocido destino...

Se hizo la oscuridad, no se donde estoy, posiblemente perdí la consciencia
pero...
Nada, me envuelve totalmente, que silencio, cuanto frio hace aquí, si esque
estoy en algún lugar que exista.

¿Qué es eso que escucho a lo lejos? Un sonido débil, pero constante; como el
baile enajenado de los amantes que sólo ellos entienden. Cómo sístole y
diástole, lejano, lento, seguro y sublime...

Hago un esfuerzo por moverme, sé que me consigo mover porque noto el
movimiento pero al mismo tiempo tengo la sensación de estar quieto.
Pero todo eso carece de importancia para mi en este momento. Sólo quiero
acercarme a ese sonido, poder acariciarlo de cerca con mis sentidos.

Asi que únicamente dejo que su retumbar me guie para alcanzarlo, al
principio débil y lento, pero cada vez se va haciendo más fuerte y
rápido... ¡es tán intenso!

Hasta que, por fin, llego a la fuente, origen de tan maravillosa armonía.
¡Que luz, que belleza más intensa! Lo que estoy viendo ahora no tiene
descripción alguna, aunque puedo resumirla con dos palabras, incluso con
una... (eres tú, amor mio...)

Pero según estoy deleitandome con tal perfecta sensación me doy cuenta de
que se me había olvidado respirar.
Entonces tomo una inhalación profunda y desesperada, me agarro a la vida, y
despierto.
¿No creés que merece la pena seguir viviendo? ¿Aunque sólo sea para volver a
perderme de nuevo en el infinito oceano de tus maravillosos ojos?

Todo esto pasó en un instante en el que tu mirada se fundía con la mía.
Ambas se fundían con alegría. Y ahora, hecho de menos aquellas cosas que me
pierdo cada vez que no encuentro tu mirada; la busco constantemente, en el
cielo, en la tierra.
Incluso en las estrellas, antes brillantes, que ahora se me antojan
apagadas. Y en los árboles y flores que gritan bien alto reclamando que se
reconozca su gran belleza.

Las admiro, y ciertamente se lo merecen, pero eso no me consuela.
¿Existe algo que pueda hacerme vibrar como esa luz que escapaba de tus ojos
cuando, al mismo tiempo de tus labios el viento que se escapaba me decía: Te
quiero?

Acaso, quieres que espere que algo así ocurra? Si existiera, no lo quiero.
No me cierro pero soy consciente de que eres tú, y no ninguna otra cosa en
el universo, la fuente de mi deseo.

Ayer, hoy y mañana, por la inmensidad de este momento eterno y de este amor
que ha vencido al tiempo...

Lunes, 27 de agosto de 2007 e.v. 21:02 horas, en Madrid...
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Nos vemos pronto. Dosune, Simple Dani

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